La cosmología constituyó
hasta hace poco tiempo una especie de rama de la metafísica. Se concebía
como un conjunto de hipótesis y razonamientos relativos al origen y evolución
del universo. Preguntas del tipo ¿ y antes qué? ¿siempre ha existido el
universo? ¿cuándo comenzó? ¿se acabará?... son preguntas que brotan del
interior de del ser humano y presentes en todas las culturas.
Hasta hace poco tiempo la respuesta salía de los libros sagrados, pero, a
partir del siglo XX, se desarrolló una teoría cosmológica mucho mas
racional y basada en evidencias observacionales.
Con el uso del telescopio los
astrónomos se dieron cuenta de la verdadera dimensión del universo al
tiempo que caía por su propio peso la idea geocéntrica. Hoy ya nadie cree
que estamos en el centro del universo pero queda por resolver la gran
pregunta: ¿hubo un creador? ¿por qué existe este universo?
Dos principios abordan esta
fascinante pregunta: el Principio Cosmológico , que es la base de la
moderna astronomía, y el Principo Antrópico, que nos plantea una
inquietante especulación sobre la esencia misma del Cosmos.
Para la creación del
Universo podemos concebir dos posibilidades:
-El comienzo partió de un
estado singular, no descriptible por la ciencia física.
Un escéptico podría preguntar: ¿qué hacía Dios antes de que creara el
Universo?
La respuesta apócrifa es que Él estaba preparando el Infierno para la
gente que pudiese hacer tales preguntas (atribuida a San Agustín).
-No hubo creación, siempre
existió, el Universo es inalterable y de edad infinita.
El principio cosmológico afirma que el universo es aproximadamente isotrópico
y homogéneo, visto por cualquier observador estático. El Universo debe
siempre estar en el mismo estado, al menos en un promedio sobre tiempos
largos.
Un universo que siempre ha
existido es una incongruencia filosófica porque supone la existencia de un
pasado infinito real que haría imposible llegar a la actualidad. Hay que
distinguir entre un infinito teórico (como en las matemáticas) y un
infinito real. El primero es posible como un concepto abstracto. El segundo
no es posible en la realidad material. Obviamente cuando hablamos del pasado
lo hacemos desde la perspectiva de nuestra realidad, o sea el presente. Si
existiera un pasado infinito eso querría decir que ha transcurrido un
tiempo infinito hasta llegar a nuestro presente, lo cual es imposible porque
es infinito.
Otra posibilidad es que el
Universo surgió de la nada. Esto es un absurdo filosófico. La Ley de la No
Contradicción (importante ley en el estudio de la Lógica) hace imposible
tal planteamiento pues, para ser cierto, requiere que esa "nada"
sea "algo" y "nada" a la misma vez, lo que es imposible.
El Universo en Estado
Estacionario (Bondi, Gold, y Hoyle, 1949) postulaba la creación de materia
a partir del vacío, para satisfacer el Principio Cosmológico Perfecto (la
densidad es constante y el Universo parece el mismo, en promedio sobre
grandes volúmenes y tiempos).
Este modelo es inconsistente. El golpe final para la teoría del Estado
Estacionario vino con el descubrimiento del Fondo Cósmico de Microondas en
1964. Esta era la evidencia directa de la radiación originada en una fase
densa y caliente del Universo, como predijo la teoría del Big Bang.
Durante el siglo XX se han
desarrollado varios modelos cosmológicos con soporte científico, es decir,
un modelo cuyo comportamiento puede representarse con ecuaciones y leyes físicas
conocidas.
El modelo cosmológico más
ampliamente difundido y aceptado es el Big Bang. Descansa en cuatro soportes
observacionales:
-El desplazamiento de las galaxias, que se alejan unas de otras a enormes
velocidades (descubierto en 1929 y que ha sido interpretado como una de las
evidencias de la expansión producida por una gran explosión que dio origen
al cosmos).
-La concordancia entre la edad del universo - calculada por la velocidad a
que las galaxias se distancian entre sí - y la edad de la Tierra, medida
por la desintegración radiactiva del uranio.
-La radiación de fondo, pronosticado como el necesario remanente de un
universo caliente, descubierto en 1965. (Es una radiación proveniente de
todos los lugares del espacio y corresponde a una temperatura de 3°K)
-La composición química general del universo -cerca de un 75% de hidrógeno
y un 25% de helio -, lo que puede explicarse en términos de procesos atómicos
(nucleosíntesis) en el universo recién creado.
El modelo del Big Bang tiene
todavía algunas lagunas como la materia oscura, la extraordinaria
homogeneidad de la radiación de fondo, los quásars, etc, pero es el mejor
modelo que tenemos. Por primera vez se ha podido explicar el nacimiento
mismo del universo sobre una base científica.

Las leyes del cosmos y el
Principio Antrópico.
Históricamente, todo empezó
con las llamadas 'coincidencias de los grandes números'. Físicos tan
afamados como P. Dirac y A. Eddington, se dieron cuenta de que diversas
magnitudes físicas, en apariencia sin conexión, tomaban valores similares.
Por ejemplo, el número de partículas del Universo y la relación entre
fuerzas eléctrica y gravitatoria, coincidían con el valor 10e40.
Así surgió una nueva
especulación: imaginar un universo diferente, es decir, considerar un
universo con condiciones físico-químicas diferentes de las habituales, y
entonces deducir matemáticamente qué es lo que le sucedería a los hipotéticos
seres vivos que se encontraran en él. La conclusión siempre era la misma:
sería imposible la existencia de seres vivos.
En 1968, Brandon Carter (U.
Cambridge) estableció la versión "fuerte" del principio antrópico:
los valores de muchas de las constantes fundamentales de la naturaleza
deben permanecer dentro de un rango limitado con el fin de permitir que la
vida surja. Dicho con otras palabras: el universo fue diseñado con
el propósito de que apareciera la vida, y posteriormente observadores
inteligentes como los seres humanos.
La otra variante es el 'Principio Antrópico Débil' (PAD) y fue definido en
1973 en los términos siguientes:
"Los valores observados de las cantidades físicas y cosmológicas
toman unos valores específicos, de tal modo que existan lugares donde la
vida basada en el Carbono pueda evolucionar; además requieren que el
Universo tenga la edad suficiente para que ello haya sucedido ya ".
En 1986 John D. Barrow y F.
J. Tipler publicaron un voluminoso libro titulado The Antropical
Cosmological Principle , un best seller científico que puso de moda este
principio.

Este tipo de estudios,
condujo a una serie de resultados conocidos hoy en día como Coincidencias Cósmicas.
Se trata de una serie de circunstancias favorables que están presentes en
el Mundo, sin las cuales los seres vivos no hubiéramos llegado nunca a
existir.
Muchos autores han estudiado, un universo igual al nuestro, pero con ligerísimas
variaciones en las condiciones iniciales. Los resultados son universos que
no se expanden, universos sin galaxias, universos llenos de agujeros negros,
universos con estrellas monstruosas que no permiten la aparición de
planetas, etc. Lo único que tienen todos en común es que ninguno de ellos
permite un desarrollo de la Vida.
Fred Hoyle, en su libro
"Galaxies, Nuclei and Quasars" hace la siguiente reflexión:
"Las leyes físicas han sido deliberadamente diseñadas considerando
las consecuencias que habrían de tener en el interior de las estrellas. Sólo
existimos en regiones del Universo en las que han sido fijados exactamente
los niveles energéticos de los núcleos de carbono y oxigeno ".
De manera análoga, el físico Freeman Dyson afirmó: " El Universo, en
cierto sentido, siempre tiene presente a los seres vivos ".
El mayor éxito
predictivo de la teoría antrópica es la comprensión de por qué existe el
carbono.
A principios de los años 50 (del siglo XX) se sabía que durante los
primeros minutos del Universo se formaron el hidrógeno, que constituye el
75% de la materia del cosmos, y el helio, que representa el 25% de la
materia junto con una pequeña cantidad de deuterio (hidrógeno pesado) y
litio. Las condiciones imperantes en el Universo recién nacido no
permitieron la creación de los otros noventa elementos. Estos han sido
formados en el centro de las estrellas y durante las explosiones de las
supernovas, esto es, estrellas gigantes que explotan con gran violencia al
final de su vida.
El problema es que hay un eslabón particularmente débil en la cadena de
elementos, y es el que está entre el helio y el carbono: el berilio. Cuando
dos núcleos de helio se unen se forma un núcleo de berilio, al cual es
necesario añadirle otro núcleo de helio para finalmente formar uno de
carbono. El problema consiste en que el núcleo de berilio formado por los
dos núcleos de helio es extremadamente inestable y se desintegra en tan
solo 0.00000000000000001 segundos (10e-17). Aun cuando los abundantes núcleos
de helio producen constantemente berilio, este tiene una vida demasiado
corta como para que en un momento dado haya una cantidad apreciable de este
elemento a partir del cual formar carbono. Algunos científicos especularon
en aquel entonces que el carbono podía producirse mediante la colisión de
tres núcleos de helio, pero pronto se demostró que las colisiones triples
son demasiado poco frecuentes como para dar cuenta del carbono que existe.
Es como tener tres personas en tres esquinas de un cuarto oscuro lanzado
pelotas simultáneamente hacia el centro de la habitación. Es posible que,
de vez en cuando, dos de ellas choquen pero es muy difícil la colisión
simultánea de las tres pelotas.
Se sospechó que, puesto que
nosotros existimos y estamos hechos de carbono, debería haber algún
mecanismo por el cual el carbono pueda crearse sin "problemas".
El astrónomo inglés Fred
Hoyle pensó de que la solución podía estar en lo que los físicos
denominan una "resonancia". La resonancia se da cuando la partícula
a formar (el carbono) "le gusta" tener exactamente la energía de
las partículas que lo van a formar (en este caso el berilio mas el helio).
Conforme a esto, Fred Hoyle postuló que el carbono debía tener un nivel de
energía, aun por descubrirse, de 7.65 megaelectrón-voltios. Este tenía
que ser el número mágico de la resonancia que permitiría que la reacción
entre un núcleo de berilio y uno de helio se produjera con enorme rapidez.
El descubrimiento de esta resonancia vino un grupo de físicos nucleares
dirigidos por William Fowler que confirmaron en el laboratorio las
sospechas.
El descubrimiento de esta
resonancia abrió el camino a lo que posteriormente se llamaría el
"principio antrópico". De acuerdo a este principio las leyes y
constantes de la física son tales que permiten el desarrollo de la vida,
como si estuvieran diseñadas para que estemos aquí.
La especulación antrópica
continuó con el oxígeno. Si existiera una resonancia similar del oxígeno,
un poco por encima de 7.19 MeVs, entonces la conversión de carbono en oxígeno
sería tan eficiente que el carbono desaparecería. Pensando en términos
del principio antrópico podemos afirmar que esta resonancia no existe, ya
que de lo contrario no estaríamos aquí para contarlo. Lo extraordinario en
este caso fue que experimentos posteriores revelaron que el núcleo de oxígeno
tiene un nivel de energía en 7.12 MeVs. Este nivel está muy cerca del
punto de peligro, pero suficientemente por debajo de 7.19 MeVs para evitar
que exista una resonancia. Si no fuera así, todo el carbono de la estrellas
se convertiría en oxígeno y no podrían darse las condiciones para la
vida.
¿Qué hubiera sucedido si
las leyes físicas hubieran sido un poco diferentes?
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ESQUEMA DE LAS CUATRO FUERZAS
FUNDAMENTALES
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PRINCIPALES CONSTANTES DE NUESTRO
UNIVERSO
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Si la constante de
gravitación hubiera sido mayor,
solo levemente mayor, las estrellas se consumirían a mayor velocidad y,
posiblemente, nunca hubiera sido posible la existencia de planetas con
condiciones adecuadas para la existencia de la vida. No hubiéramos existido
nosotros.
Si la masa hubiera sido algo mayor, el universo se hubiera colapsado al poco
tiempo, si hubiera sido algo menor, la rápida expansión no hubiera
permitido la formación de galaxias ni estrellas, el universo sería una
sopa diluida de partículas. Para alcanzar esta densidad crítica se tuvo
que ajustar en los primeros instantes diversos parámetros con
extraordinaria precisión.
Si la velocidad inicial de la
gran explosión hubiera sido mayor, y solo levemente mayor, no hubiera sido
posible la condensación de materia que se acumula formando los sistemas galácticos
y demás estructuras estelares. Por el contrario, si esa velocidad inicial
hubiera sido menor, sólo levemente menor, la materia se hubiera retrotraído,
colapsado, y, en ambos casos no hubiera existido universo. No hubiéramos
existido nosotros.
Si las fluctuaciones de
densidad en los primeros momentos hubieran sido algo mayores, entonces las
galaxias se habrían formado muy rápidamente y ahora no habría mas que
grandes agujeros negros.
Si la velocidad de
desintegración de los átomos de hidrógeno en el Sol hubiera sido
diferente, y sólo levemente diferente, no hubiera sido posible la formación
del carbono, imprescindible para la vida. No hubiéramos existido nosotros.
Si la masa de los electrones
y de los protones fuese un poco mayor con respecto al neutrón resultaría
que los átomos de hidrógeno serían inestables y se desintegrarían
inmediatamente en neutrones y neutrinos, imposibilitando la formación de
estrellas.
Si la interacción nuclear
fuerte en relación con el electromágnetismo hubiera sido menos intensa de
lo que es, entonces no hubiera podido vencer la repulsión electrostática
entre protones y no habría mas que hidrógeno y deuterio en el universo.
Si la masa del neutrón fuese
mas de un 0,14% mayor que el protón la masa del universo sería 100% helio.
Si fuera menor, la masa del universo sería 100% hidrógeno. Una interacción
débil más potente, y el universo sería un cien por cien de hidrógeno, un
poco más débil y todo sería helio.
Si la fuerza electromagnética
fuera ligeramente menor, los electrones no se mantendrían en órbita
alrededor del núcleo. Si fuera mayor, un átomo no podría compartir un
electrón con otro átomo. En cualquier caso no podrían formarse moléculas.
En definitiva, parece que las
constantes que definen las leyes de la física son precisamente aquellas que
permiten que nosotros existamos. Dicho de otra manera, el universo se ha
constituido para que el hombre pueda existir en él. Esta es en síntesis la
idea del Principio Antrópico.
Carter, Barrow y Tipler
sostienen que detrás de estas curiosas coincidencias físico-matemáticas
debe haber algún principio, algo que justifique que el universo sea así y
no de otra forma. Para ellos la evolución cósmica esta orientada, desde el
comienzo, hacia el desarrollo de la consciencia, por lo tanto
"alguien" ha tenido que preparar todo este proyecto.
¿Puede haber leyes sin
que haya un legislador?

Esta pregunta, muy típica de
los creyentes, nos obliga a contestar lógicamente no. En realidad se
trata de un argumento falaz, es una forma astuta de convencernos de algo que
no conocemos bien, es la falacia de la interrogación-presuposición.
Es necesario indicar que el Principio Antrópico no está universalmente
aceptado. Es fuente de múltiples controversias por lo que tiene de
especulativo, y, por supuesto, no es un principio asumible por la Astronomía.
Existen muchos físicos que consideran la posible existencia de otros big
bang, de otros universos, donde las constantes de la física fueran
diferentes y en los cuales no podría existir la vida. En este sentido,
nuestro universo es algo casual, algo extraordinario y algo único.
El principio antrópico
sostiene que los seres humanos, como observadores, son necesarios para la
existencia misma del universo. Este principio, tal como fue enunciado por
Brandon Carter, dice que el universo debe estar construido de tal manera que
admita en su seno la creación de observadores en alguna de sus etapas.
Con estos argumentos se pretende que extraigamos la siguiente conclusión:
la especie humana no debería considerarse una mas de la fauna, sino que es
el fin, la razón de ser, del universo.
La formulación fuerte de
este principio sostiene, de manera un tanto mística, que la vida humana
aparece para dotar de sentido al universo!!!
Resulta que para el Universo
es indiferente lo que 'piensen' o hagan los animales, pero sin embargo, se
encuentra completamente dependiente de lo que pensemos o hagamos los
humanos!!! Es decir que unos pocos genes dan sentido al universo!
Hay que ser muy vanidoso para creer que el Universo se hizo para nosotros.
El principio antrópico crea gran confusión y no aporta nada nuevo. El
hecho de que nuestra existencia y, en general, la vida (sea en la Tierra o
en otra región del universo), dependa de unas condiciones que, ciertamente
son muy precarias, no supone que nuestra existencia determine las
propiedades del universo que observamos, sino más bien a la inversa: no es
nuestra existencia la que determina estas propiedades, sino que son estas
propiedades las que la permiten. Dicho principio no tiene, pues, por qué
involucrar ningún aspecto teleológico.
Desde siempre, cuando el
hombre se ha enfrentado con preguntas muy difíciles ha buscado respuesta en
el mundo mágico y en la superstición, es decir, un camino fácil pero
absolutamente inútil.
El Universo no fue creado para nuestro deleite, ¡qué tontería! El
Principio Antrópico es un divertimiento matemático, un juego de números,
una tautología, una constatación a posteriori de cosas que sabemos han
sucedido, una simple afirmación de que el hombre existe, una variante del
mito del diseño.
El principio antrópico supone una involución de las ideas que se
consolidaron tras años de desarrollo de la ciencia astronómica. Sus
conclusiones son una vuelta al viejo y felizmente ya superado
antropocentrismo.
Haciendo uso del argumento
antrópico se pretende demostrar la racionalidad de la creencia en Dios y
que la existencia de Dios no es una discusión sin salida. El argumento del
diseño ha sido utilizado como prueba de la inevitable existencia de un
Creador del Universo.
Si el objeto de Dios era
crear un ser inteligente (nosotros) hubiera bastado con crear la Tierra, el
Sol y la Luna, todo lo demás sobra. ¿por qué ese derroche de estrellas y
galaxias? ¿por qué tantos millones de especies ( la mayoría ya
extinguidas ) hasta llegar a nosotros? ¿es que Dios utiliza el método de
ensayo-error?
Muchos científicos
consideran que a estos enigmas cósmicos se les proponen explicaciones antrópicas
sólo porque no se puede encontrar una mejor interpretación. Buscar
explicaciones místicas a las curiosas relaciones matemáticas del universo
es tan absurdo como buscar relaciones mágicas en las medidas de la Gran Pirámide.
La única salida naturalista
a la argumentación antrópica es la existencia de una multiplicidad de
universos. En el fondo, el meollo del asunto está en que si se acepta o no
la existencia de otros posibles universos. La idea de una multitud de
universos diferentes aparece en buen número de escenarios cosmológicos. En
el modelo de inflación caótica de Andrèi Linde, por ejemplo, nuestro
mundo es una "burbuja" en un cosmos mucho más grande, compuesto
por una legión de burbujas análogas. Estos cosmos aparecen, se extienden y
se desploman enseguida para desaparecer en Big Crunches, mientras que en
otros lados otros universos nacen y evolucionan. En el "gran
universo", generaciones de mundos como el nuestro se suceden
indefinidamente. Nosotros vivimos en una de esa infinidad de burbujas donde
las constantes de la física y los parámetros del universo son los
apropiados para que la vida haya podido surgir. Fuimos unos de los posibles
ganadores de la gran lotería cósmica.
Según los últimos estudios
del prestigioso físico Stephen Hawking, la evidencia científica sugiere
que jamás existió un momento específico en el que el mundo se creó, por
tanto no hay motivo para admitir la existencia de un Creador. El Universo,
afirma, no parece tener "ni fronteras, ni límites, ni principio, ni
fin", y siempre ha sido un ente "autosuficiente". Desde este
punto de vista, dice que Dios es una idea que sobra, ya que no es necesario
recurrir a ella para explicar el nacimiento ni las características de
nuestro mundo. Dice que el big bang, el Universo y el tiempo físico están
inmersos en una quinta dimensión.
Según el científico, las condiciones de esta quinta dimensión
desencadenaron el estallido cósmico que dio origen al Universo hace unos
15.000 millones de años. Este descubrimiento confirma que "no es
necesario apelar a algo que esté fuera del Universo para explicar su
origen".

Por el momento no tenemos una
explicación definitiva de por qué estas constantes físicas toman unos
valores tan precisos. No sabemos si estan sujetos a alguna autoselección o
son simplemente producto del azar. No obstante, la solución a esta
interrogante no puede venir del delirante Principio Antropico. El P.A. es el
retorno a la vieja metáfora del relojero, aunque ahora se sustituye por el
gran sintonizador.
Los seres humanos nos hemos
sobreestimado y encumbrado a la posición mas alta de la pirámide biológica,
llegando a creer que el universo ha sido creado para nosotros. Es cierto que
somos unos espectadores privilegiados de la creación cósmica pero unos
espectadores absolutamente pasivos. Si tuviéramos algún papel este sería
tan irrelevante como nuestra capacidad de acción.
En resumen, el Principio Antrópico
es contradictorio con la realidad pues si la finalidad del universo fuese la
aparición de la consciencia debería haber abundancia de vida inteligente y
de alguna manera deberíamos ver evidencias de ello. El silencio cósmico
parece indicar todo lo contrario.
Todas la evidencias paleontológicas indican que nuestra aparición fue un
hecho fortuito y, por otro lado, la astronomía nos muestra que el universo
es inhóspito y silencioso, por lo tanto no hay motivos para pensar que
vivimos en un universo antrópico.
Hay una cita del famoso biólogo
Richard Dawkins que expresa muy bien la postura contraria al P.A. :
"El universo que observamos tiene precisamente las propiedades que
deberíamos esperar si existiera, desde el principio, ningún diseñador,
ningún propósito, ninguna maldad ni bondad, nada, sólo ciega e implacable
indiferencia ".
